lunes, 5 de julio de 2010

TEORIA GENERAL





Los programas de planificación familiar y los anticonceptivos modernos permiten a millones de parejas y personas en todo el mundo planificar el número de sus hijos y el espaciamiento entre sus nacimientos -- o directamente a evitar embarazos. Hoy en día casi el 60 por ciento de las parejas utiliza algún tipo de anticoncepción y más del 50 por ciento utiliza métodos modernos – acercándose al uso por parte del 70 por ciento que los demógrafos denominan una sociedad con buen uso anticonceptivo.

Avances en el diseño y la provisión de servicios de planificación familiar han contribuido a aumentar el uso de métodos anticonceptivos. Los administradores de salud han analizado su propia experiencia, han adoptado técnicas del mundo de los negocios y han llevado a cabo investigación operativa con el fin de mejorar la calidad y eficiencia de los servicios de planificación familiar en comunidades de escasos recursos. No obstante, se enfrentan al desafío de alcanzar objetivos múltiples, a veces en conflicto, con recursos muy limitados. Por una parte, los programas de planificación familiar deben tratar de satisfacer las necesidades de cada cliente ofreciendo de manera sistemática una atención de buena calidad. Por otra parte, los programas aspiran a llegar a tantas personas como sea posible, idealmente haciendo que los servicios estén disponibles para toda la población tanto geográfica como económicamente, incluidos los más pobres y quienes viven en áreas más aisladas. Esta sección revisa algunos de los aspectos que surgen a medida que los administradores de programas de planificación familiar intentan simultáneamente aumentar el acceso, mejorar la calidad y minimizar costos.

Prioridades cambiantes



La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994 (CIPD) transformó la agenda de iniciativas internacionales sobre planificación familiar. El consenso alcanzado en el Cairo dio énfasis a los derechos humanos por sobre las metas nacionales de desarrollo y población, redefinió la planificación familiar como un elemento de servicios de salud reproductiva integral, contempla la salud dentro de un contexto social más amplio y reconoce la importancia de la equidad y del empoderamiento de las mujeres. Desde la conferencia del Cairo, los programas de planificación familiar han establecido nuevas metas, como por ejemplo:

ofrecer una atención centrada en los clientes,
mejorar la calidad de la atención,




integrar los servicios de planificación familiar con otros servicios de salud reproductiva,
abordar los problemas sociales que influyen en la salud de las mujeres, tales como la violencia doméstica (ver la sección de RHO sobre Género y Salud Sexual); y
satisfacer las necesidades de los grupos especiales (ver las secciones de RHO sobre la salud reproductiva de los adolescentes, hombres y refugiados).
La puesta en práctica del ambicioso Programa de Acción de la CIPD ha significado un enorme desafío. El proceso de revisión CIPD+5 (www.unfpa.org/icpd/icpdmain.htm) descubrió que se había logrado un mayor progreso reformulando las políticas nacionales que transformando servicios durante los primeros cinco años siguientes a la conferencia del Cairo. Un problema es que los gobiernos y donantes no han cumplido sus compromisos financieros para apoyar la reforma. A veces, hace falta un mayor apoyo político para lograr el cambio. Además, los administradores han tenido dificultades para traducir las metas de la CIPD en programas de trabajo, especialmente debido a la falta de personal capacitado, las restricciones a nivel institucional y dificultades en coordinación. No obstante, los programas de planificación familiar en todo el mundo han comenzado a avanzar hacia el cumplimiento de las metas establecidas en el Cairo.

Mejorando el acceso a la planificación familiar


Los programas de planificación familiar han desarrollado innovadores enfoques para la provisión de servicios, a fin de que las mujeres y los hombres que estén interesados en usar algún método de anticoncepción puedan encontrar fácilmente una fuente de información, asistencia sobre qué método adoptar, apoyo permanente para el uso de anticonceptivos y una fuente de reabastecimiento. Las estrategias para aumentar el acceso a los servicios de planificación familiar incluyen construir más clínicas en áreas subatendidas, llevando servicios a las personas mediante clínicas móviles y personal de distribución comunitaria, vendiendo anticonceptivos a un precio subsidiado en farmacias y otros puntos de venta, y capacitando a los proveedores del sector privado.

No obstante, un verdadero acceso requiere más que servicios en una buena ubicación. Los posibles clientes de planificación familiar podrían enfrentar diversos obstáculos. Por ejemplo, el costo de transporte, servicios e insumos podría ser demasiado alto; podrían no saber dónde buscar servicios; o su temor a los efectos secundarios podría impedirles actuar. En algunas comunidades, las condiciones del punto de provisión de servicios hacen que los clientes desistan de acudir a los servicios; los clientes de planificación familiar se han quejado sobre limitadas horas de atención, prolongadas esperas, tratamiento descortés por parte del personal médico y suministros poco confiables de anticonceptivos. Las barreras médicas innecesarias, tales como contraindicaciones obsoletas o requisitos de paridad, también pueden evitar que los clientes reciban el método anticonceptivo de su preferencia.

Otros obstáculos para los servicios de planificación familiar se encuentran arraigados en el contexto cultural y social. El temor a la desaprobación por parte de la familia y los vecinos desincentiva a algunos posibles clientes, mientras que los proveedores y programas enteros pueden negar los servicios a los adolescentes solteros por razones culturales (ver la sección de RHO Salud Reproductiva de los Adolescentes). La baja condición de las mujeres suele constituir una barrera: si bien más de las dos terceras partes de los usuarios de planificación familiar en todo el mundo son mujeres, en muchas sociedades las mujeres no cuentan con la capacidad de tomar sus propias decisiones sobre el uso de anticonceptivos o buscar servicios (ver la sección de RHO Género y Salud Sexual).

Promoviendo las elecciones informadas


Ayudar a los clientes a hacer elecciones informadas es la meta de las sesiones de consejería en planificación familiar. Los nuevos clientes deben escoger el método anticonceptivo más adecuado entre una serie de opciones, mientras que los clientes antiguos deben decidir si continúan usando su método actual, cambian de método o dejan de usar planificación familiar. El concepto de decisión informada tiene dos elementos: en primer lugar, los clientes tienen derecho a tomar sus propias decisiones y, en segundo lugar, los clientes requieren información y consejos por parte de expertos con el fin de tomar una buena decisión.

Las elecciones informadas suponen grandes exigencias a las destrezas de comunicación interpersonal de los proveedores. Los proveedores deben explicar las opciones disponibles a los clientes y ayudarles a sopesar las ventajas y las desventajas sin tomar las decisiones por ellos. Idealmente, los proveedores ayudan a los clientes de planificación familiar a sentirse bien informados, tranquilos y cómodos con sus decisiones, de modo que los clientes puedan sobrellevar los efectos secundarios y otros contratiempos y puedan gozar un mayor éxito usando métodos anticonceptivos.

No obstante, el proceso de decisión informada no se limita a las sesiones de consejería. Antes de ver a un proveedor, la mayoría de los clientes han recibido información de otras fuentes, incluidos parientes, amigos, programas de radio y televisión, afiches e informativos. De hecho, muchos clientes ya han decidido qué método quieren usar antes de llegar a la clínica. Las actividades de IEC de planificación familiar pueden contribuir a las elecciones informadas al estimular la discusión de los beneficios de la planificación familiar, difundiendo información precisa sobre los métodos anticonceptivos al público general, fomentando que las parejas discutan sus intenciones reproductivas y proveyendo material de ayuda para el trabajo y materiales educativos para complementar las explicaciones de los proveedores.



















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